25 de abril de 2013

{ + charlas y talleres}


Repetiré la charla-taller de juguetes creativos e introducción a la pedagogía Waldorf en Mamá Libélula el próximo mes de Mayo.



Además, haré un taller más práctico en el que realizaremos un muñeco de nudos ideal para bebés y niños pequeños, inspirado  en los materiales de la pedagogía Waldorf. Gracias a su simpleza el niño/a conecta con lo esencial del ser humano. Los niños hasta los 2-3 años no requieren de grandes detalles en sus juguetes (como cara, ojos, boca...). También es útil para sanar otitis, dolores de oído y en definitiva cualquier molestia que requiera calor, ya que está elaborado con lana natural y con tela de algodón 100%. 


10 de abril de 2013

{Juguetes creativos e introducción a la pedagogía Waldorf.} Parte I

“Las facultades que determinan nuestra inteligencia, nuestra experiencia vital y nuestra conducta social en el futuro, son resultados de que en la infancia nos hayan conducido a saber jugar correctamente”


Rudolf Steiner

Para tener un primer acercamiento a la pedagogía Waldorf y conocer a grandes rasgos su origen y trayectoria, recomiendo visualizar este vídeo:





--> Desde la pedagogía Waldorf se concibe al niño como un ser en devenir, que está en constante cambio, aprendizaje y movimiento.  

Los primeros 7 años de vida se consideran los años más importantes ya que tiene grandes repercusiones en los siguientes ciclos de la vida.

Por tanto, lo primero que debemos hacer cuando tenemos un niño delante, es preguntarnos...








Calor físico y anímico
Proporcionado a través del movimiento y la vestimenta (mejor tejidos naturales) y también a través del afecto, un clima de confianza, de alegria, presencia y de calidad en sus relaciones.
 

Ejemplo del adulto
El modo en que aprende el niño en estos siete años de vida el niño es principalmente por  imitación. Todo lo que acontecen su entorno y pueda ser percibido por sus sentidos el niño lo aprende, por lo que en él calan más los ejemplos y modelos que el niño puede imitar que las explicaciones racionales. Es decir, el niño aprende lo que los adultos hacen ante sus ojos, y por esto el adulto que acompañe al niño debe ser un ejemplo digno de ser imitado. En un principio la imitación es completamente inconsciente, y poco a poco se va haciendo cada vez más consciente y la expresan a través del juego. Para los niños la imitación es una necesidad, tanto como respirar: inspirar las percepciones sensoriales, espira a través de la imitación.
“Lo que la tierra, la lluvia y el sol son para la planta, deberían serlo para el niño su entorno y los adultos que viven en él”. Gesell.


Juego libre y movimiento
A través del movimiento libre el niño se descubre a sí mismo y descubre el mundo. El juego libre debería ser la principal ocupación del niño. el adulto ha de intervenir cuidadosamente y proporcionarle un entorno y unos materiales (juguetes: de los que hablaré más adelante) adecuados a su edad. 


Espacio de libertad
Proporcionarle un espacio tanto de libertad interior como exterior: que le permita desenvolverse de forma libre pero segura, y tener experiencias reales. 


Espacio de protección
Proporcionarle un entorno seguro no sólo a nivel físico, sino también anímico y sensorial.
El niño pequeño es como una “esponja” neurosensorial que todo lo capta y reacciona a todas las impresiones que las personas o el entorno suscitan en él;  es muy permeable a sus sentidos: Aún no dispone de estructuras para seleccionar lo que percibe a través de sus sentidos y por tanto todo lo capta. Por ello todas las impresiones e influencias que recibe del entorno van a tener muchas repercusiones en su desarrollo, y de aquí radica la importancia de cuidar la calidad de las impresiones sensoriales recibidas en estos primeros años. (juguetes, ruidos, colores, texturas...) y evitar la sobreestimulación y la sobreprotección, buscando el equilibrio.  También perciben las más sutiles emociones. 


Sentidos básicos
Ayudan al niño a enraizarse en su cuerpo. Steiner habló de 12 sentidos en vez de 5. En el primer septenio tiene lugar el desarrollo de los sentidos básicos:
  • Equilibrio: se relaciona con el sentido del oído y es el que nos permite vencer la fuerza de la gravedad.
  • Movimiento propio: a través del cual percibimos nuestros movimientos y conocemos nuestro esquema corporal. 
  • Vital: es el que nos trasmite sensaciones de nuestro propio cuerpo (bienestar o malestar).
  • Tacto: nos permite autovivenciar nuestros propios límites corporales a través de la piel y nos da protección a través del contacto corporal.

Contacto con la Naturaleza
Los niños necesitan estar en contacto con lo más esencial de la naturaleza: tierra, agua, aire...tener experiencias reales en actividades al aire libre como plantar y regar, jugar con la tierra, dar paseos, descubrir, investigar, jugar con el agua en verano...


Ritmo
Beneficia y da seguridad al niño. por tanto es una herramienta imprescindible para organizar la jornada. El ritmo es imprescindible para la salud y vitalidad  del niño en esta etapa, ya que todo en la vida es ritmo (naturaleza, estaciones, animales, respiración, noche y día…) y el niño lo necesita en su día a día.
Todo lo que implica repetición y ritmo le da seguridad y armonía: sueño/vigilia, juegos exterior/interior, expansión/recogimiento, estar acompañado/estar solo….Se trata de un elemento muy sanador para el desarrollo y organización de sus órganos.  A los niños no les aburre la repetición como a los adultos, no necesitan probar cosas nuevas constantemente.


Alimento y bienestar corporal
También necesitan crear ritmos y rutinas para la alimentación, el sueño y la higiene. Es importante darles tiempo y hacer que sean momentos de placer y disfrute. 









3 de abril de 2013

{de paseo al río}

Estas vacaciones de Semana Santa ha llovido tanto, tanto tanto, tanto, tanto, que el río del pueblo, que casi siempre está seco, ¡se ha desbordado!. Fue todo un acontecimiento, y allá que nos fuimos de paseo a verlo.



   



Estaba todo precioso, la llegada de la primavera nos mostraba su verde más nítido.
Aunque un poco embarrado...¡ llevábamos un kilo de  plataforma en la suela! :)



Pero perfecto para coger palos, piedras, flores, escalar árboles...







Y para hacer fotos, ¡ por supuesto! ;)


 Un paseo estupendo en el día de mi cumpleaños :)
Y a la vuelta, nos encontramos este cachorrito que iba de paseo y que tenía muchas ganas de jugar...









1 de abril de 2013

{vacaciones de Pascua}


Como a los niños, me encanta vivir plenamente cada estación  y disfrutar de las tradiciones, ritos y costumbres de cada época del año. Pero hasta ahora, ni la semana Santa ni la Pascua tenían sentido para mí, más allá de que son días de vacaciones. Las procesiones típicas de los pueblos y ciudades siempre me han parecido tan tristes y dolorosas...
Pero gracias a la formación Waldorf, he conocido otra forma de vivir la Pascua con los niños. Así que me puse manos a la obra para celebrarla con mis sobrinas en el pueblo. Busqué como una loca huevos blancos (no es fácil encontrarlos hoy en día, menudo mundo el de las gallinas y su curiosidades...) y nos preparamos para soplarlos: todo un trabajo de la paciencia y la perseverancia :)


Al día siguiente los teñimos con trocitos de papel pinocho y agua.




Y cuando se secaron...¡mirad el resultado!


También me llevé a la liebre de Pascua, por supuesto, a la que pusimos con nuestros huevitos de colores. Como no dejó de llover, hicimos el juego de buscar los huevos de chocolate dentro de casa, así que seguramente nos sigamos encontrando huevecitos de chocolate cuando volvamos...


¿Conocéis la historia de la liebre de pascua?

Había una vez una familia de liebres de Pascua, el padre, la madre y los siete hijos. El padre y la madre liebre no sabían quién de sus hijos iba a ser ese año la liebre de Pascua. Entonces la madre liebre de Pascua cogió una cesta con siete huevos, y el padre liebre de Pascua llamó a sus siete hijos y dijo al mayor:

El mayor cogió el huevo dorado y se fue con él a través del bosque, cruzó el riachuelo, atravesó la pradera y llegó al jardín de la casa de los niños. Entonces quiso saltar por encima de la verja, dio un salto demasiado grande y el huevo se cayó y se rompió. Ésta no era la verdadera liebre de Pascua. 


Le llegó el turno al segundo. Éste cogió el huevo plateado, corrió con él a través del bosque, cruzó el riachuelo y llegó a la pradera.

Entonces le llamó la urraca: -Dame tu huevo, dame tu huevo y te regalaré una moneda. 
Y sin que la liebre se diera cuenta, ya se había llevado la urraca el huevo a su nido. Ésta tampoco era la verdadera liebre de Pascua. 
Le tocó el turno al tercero. Éste escogió el huevo de chocolate, corrió con él a través del bosque, cruzó el riachuelo, llegó a la pradera y justo entonces, llegó saltando de un pino alto una ardilla, puso grandes ojos y preguntó:
-¿Está rico? 
-No lo sé, lo quiero llevar a los niños. 
-¿Me dejas probar un poco? 
La ardilla chupó un poco y, como le gustó tanto, siguió lamiendo, y la liebre lamió con ella hasta que todo el huevo había desaparecido. Cuando la tercera liebre llegó a casa, la madre liebre de Pascua le tiró de los pelos de su morrito que aún estaban llenos de chocolate y dijo: 
-Tú tampoco eres la verdadera liebre de Pascua.

Ahora le llegó el turno al cuarto. El cuarto cogió el huevo con muchas manchitas. Con este huevo corrió a través del bosque. Cuando estaba cruzando el riachuelo se paró en medio y se vio en el riachuelo como en un espejo. Cuando se estaba mirando, ¡plaf!, se cayó el huevo al agua. Ésta tampoco era la liebre de Pascua.

Le llegó el turno al quinto. El quinto cogió el huevo amarillo. Con él corrió a través del bosque y antes de llegar al riachuelo se encontró con el zorro.
-Oye, vente conmigo a mi madriguera y enseña a mis hijos el huevo bonito. 
Los zorritos empezaron a jugar con el huevo, se cayó encima de una piedra y se rompió. Rápidamente corrió la liebre a casa con las orejas gachas. Ella tampoco era la verdadera liebre de Pascua.
Le llegó el turno al sexto. El sexto escogió el huevo rojo y con él corrió a través del bosque. Entonces se encontró en el camino con otra liebre. Puso su huevo en el camino y empezó a pelearse con la otra. Por fin, la otra liebre huyó y cuando la sexta liebre buscó su huevo, lo encontró hecho migas. Ésta tampoco era la verdadera liebre de Pascua.
Le tocó ya el turno a la séptima, la liebre más joven y pequeña. Ella cogió el huevo azul. Con el huevo azul atravesó el bosque. En el camino se encontró con otra liebre. La dejó pasar y siguió adelante. Entonces vino el zorro. La liebre dio un rodeo y llegó al riachuelo. Con unos saltos ligeros cruzó por encima de un tronco. Vino la ardilla pero la liebrecita siguió adelante y llegó a la pradera. Cuando la urraca gritó, simplemente le contestó: 
-¡Tengo que seguir!, ¡Tengo que seguir!
Por fin, llegó al jardín de la casa. La puerta estaba cerrada. Ella dió un salto, ni demasiado grande, ni demasiado pequeño, y puso el huevo en el nido que le habían construido los niños. Ésta era la verdadera liebre de Pascua.